Esto ni siquiera existe

[O al menos no debería]

A veces creo que te olvidas tus cosas apropósito, en realidad quiero creer que lo haces para que te siga y te las alcance. Entonces podría llegar a aparecer en la puerta de tu casa con unos guantes y un cepillo de dientes en la mano, tu mamá me miraría de forma extraña, tomaría tus cosas y me cerraría la puerta en la cara.

Vos verías todo esto desde la ventana y me arrojarías unas sabanas atadas en forma graciosa, yo treparía hasta tu cuarto, nos daríamos un beso, llegaríamos a la conclusión de que la idea de las sabanas no fue buena, mas si estúpida (Las sogas hechas con sabanas se rompen con demasiada facilidad) y finalmente nos iríamos a dormir.

Aunque como bien sabemos, todas estas cosas son irrealizables, además, no necesitas olvidarte de tus cosas para que yo te siga hasta la puerta de tu casa, sin embargo nunca te sigo, dejo que te vayas porque sé que vas a volver y que si me voy de mi casa y te sigo será para que ninguno de los dos vuelva a sus respectivas casas.

Otro detalle importante que impide que esta fantasía se realice es que tu madre no me cerraría la puerta en la cara por una cuestión de educación (Aguantar una charla con ella no será muy romántico, pero si muy meritorio.)

Pero yo prefiero creer que te olvidas tus cosas apropósito para poder treparme por una soga hecha con sabanas, siempre quise hacer eso.

No hay nada mejor que llorar en la ducha o la bañera, siempre que uno necesite derramar unas cuantas lágrimas. Uno es libre de llorar a gusto, no hay interrupciones, ni absurdas palabras de consuelo, tampoco está presente la tristeza de los seres más queridos que son incapaces de soportar una escena tan amarga.

Por eso ella lloró en la ducha un buen rato, salió y para su sorpresa seguía temblando, no era capaz de controlarlo, la situación era insoportable, llevaba varias horas en ese estado que a su vez desembocaba en una ira descomunal. La culpa no era del frío, era de algo mucho más siniestro.

Buscaba excusas coherentes para enojarse, mas no las encontraba. Necesitaba de un abrazo que nadie podría darle ese día.
Se comunicó con su posible salvador, le dijo cosas terribles, para luego disculparse profundamente arrepentida.

Todo es en vano, las posibilidades de que todo vuelva a ser como antes son escasas, no obstante ella se aferraba a ese ínfimo porcentaje de esperanzas.

Al cabo de varias horas llegan los doctores, no hablan sobre medicina, se meten donde no se los llama, para colmo de males repiten dichos populares y verdades vacías que no se aplican al caso.

Todo se habría solucionado en un instante si en lugar de comportarse como una pendeja malcriada hubiese dicho. "Necesito un abrazo".

Espero que no sea demasiado tarde porque "Necesito un abrazo".

No saber que hacer es desesperante…

No saber que hacer y desear muchas cosas que tal vez nunca sucedan.

Escapar hacia un lugar alejado de la civilización con la persona amada, hacer el amor una y otra vez sin preocuparse por nada, caer dormido sucio, lleno de sudor y con el cuerpo impregnado de una mezcla de olores. Para despertar a la mañana siguiente junto al cuerpo de la persona amada y sonreír sin saber por qué.

No es necesario que algo así dure para siempre, basta con que suceda alguna vez.