Esto ni siquiera existe

[O al menos no debería]

Los númeritos y yo, tenemos una relación muy conflictiva, que comenzó en primer grado cuando aprendí a sumar y restar, antes yo solo conocía a los númeritos de una forma completamente superficial, los había visto en el jardín de infantes, cuando aprendí a contar – si es que realmente aprendí a contar ahí – e impresos en los papelitos de colores que traían mis papás a casa.

La cuestión es que los intentos de pagoda que hacía la maestra en el pizarrón fueron, mi primer encuentro cercano con los númeritos, no me gustaban, pero podía convivir con ellos.

En tercer grado, llegaron los númeritos en forma de divisiones, entonces, tuve una revelación, los númeritos me iban a cagar la vida, porque nos odian a todos nosotros. Sin embargo, las cosas se volvieron mucho más amenas en cuarto grado, cuando apareció Víctor, era un farmacéutico que jugaba a ser maestro, por decirlo de alguna forma. Estaba completamente chiflado, era viejito, canoso, medio pelado y se paseaba por el aula con el cuerpo inclinado en un angulo de 45º con las manos en la espalda, mientras te hacía creer que los númeritos eran maravillosos y que te daban el poder de hacer cualquier cosa, tal vez tenía razón.

En un momento determinado, aparecieron los caminitos, te obligaban a realizar una serie de operaciones matemáticas bastante confusas, siempre salían mal, porque había que copiarlos del pizarrón y las maestras no sabían dibujar, así que una copiaba cualquier cosa. En ese entonces, los númeritos re-afirmaron su posición de putos cagavidas.

A partir de séptimo grado, las cosas se complicaron demasiado y en segundo año del secundario, me vi obligada a recurrir a ayuda profesional, entonces, la conocí a ella, su nombre es Ana María y logró que me imaginase caramelos pulverizados al ser divididos por infinito flotando en el espacio.

En marzo de quinto año, apareció Uz, una mujer que hizo que me diese cuenta de que los números son como la vida misma.

Fin

The joker wins.

=D

It's so easy to break in.
Yet so hard to break out.