Esto ni siquiera existe

[O al menos no debería]

La verdad que blogger empezó a quedarse corto para varias cosas que me gustaría hacer con el blog, y encima tenía que postear desde el mail viejo, que era larguisimo, lo que convertía el proceso de posteado(?) en algo incomodisimo. Así que me pasé a wordpress y dejé las cosas masomenos lindas y ordenadas.

De ahora en más vayan a http://rumpelcita.com.ar si tienen ganas de leerme ^_^

It is wise and terrible.

I read Transmetropolitan today, I quite enjoyed it. Everything on that comic explains perfectly my point of view about journalism.

'Cause you see, in order to do journalism you need yo be in the proper mood, wich is the same as being utterly pissed, absolutely mad at the world. Rage seems to be the only way to reach the truth.And knowing that everyone around you hates you, tries or it's actually fucking you up, really gets you mad.

You are truly furious, yet you laugh, you are like possesed by a demon, who only knows to be brilliant. The right words come into your mind, you can only write them down, force the world to hear you, try to make them listen, even when you know they wont. Specially if you know they wont.

Creo que llegó el momento de decirles que estudio comunicación social en la UNLaM, y que ser una señorita universitaria no es tan divertido como imaginaba.

Estoy en mi segunda semana de vacaciones -Ser una ñoña que promociona todas las materias es útil- Pero las cosas divertidas siguen pasando los fines de semana, y la mitad del material de lectura que conseguí para las vacaciones apesta. Lo que me hace pensar seriamente en buscar trabajo por segunda vez y rechazar todas las ofertas que me hagan porque los horarios son una mierda ¬¬

El aburrimiento me llevó a arreglar el blog, y a pesar del header enorme, estoy conforme con los resultados. Ahora mis lectores imaginarios pueden dejar comments en el shoutbox. Yay!

Cambiando radicalmente de tema, quiero decir que odio a Tolstoi por cagar sus genialisimos libros agregando propaganda cristiana al final de los mismos.

Hace varios años yo tenía un blog con una amiga. Ese blog está muerto - nunca fue muy activo en primer lugar - y solo cuatro de sus post valen la pena. Así que voy a postear una de esas cosas acá.





Once upon a time or maybe twice, there were two stupid draws who struggle for a sword, one was Rikku, a blonde girl who wanted that sword for his boyfriend, Zero, so he could use it as a useful tool for cleaning those horrible theet of him. The other one was Link, a mighty boy that wanted the sword to defeat a terrible pig...

So the battle began and Rikku brought a chest and when Link saw it he desperatly wanted to open it, and so he did... but as we all know once Link opens a chest and gets the money that is inside it a terrible thing happens, he stands up with the coin upon his head with his feet wide open, so he appears to be a triangle, but he is not, he is just link.

Well, Rikku got the sword by using this little trick, but the sword was cursed, it had it's own will, and it wasn't good at all, so the sword destroyed Rikku with a powerfull light, and of her only, ashes, hair and a skull were left.

And the poor Link who was still under the effects of the chest was atackted by the sword, unnable
to defend himself. If he survived we may not know.

The end

Draws: Uchu.
Narrator: Rumpelstiltskin










Luis era un hombre infinitamente triste. Sus padres lo habían arrojado al mundo cuando cumplió 14 años, sin ningún tipo de consideración. Por lo que se vio en la obligación de buscar un trabajo.

Obtuvo su primer empleo como repartidor de diarios en un puestito de Cabildo y Juramento. Varios años más tarde supo custiodar la puerta de un cabarulo.

El lugar estaba en la calle Esmeralda, cerca de Lavalle, era un local de mala muerte, con una entrada diminuta resaltada por un cartel de mal gusto. Cuando uno entraba, descendía al infierno, sentía miedo y asco de si mismo, sin embargo elegía a una puta, la llevaba a un cuartito, hacía lo suyo, y huía.

Luis veía como los empleados del lugar cagaban a los boludos que entraban pensando que eso era un bar. También notaba que Ernesto, el cafishio, traía nenas muy chicas al lugar, no lo hacía seguido, pero eso no le sacaba las ganas de matar al hijo de puta. Y tampoco impedía que se acostase con varias prostitutas.

Las minas que estaban ahí porque disfrutaban su trabajo eran pocas, y lo recibían siempre con las piernas abiertas. Cogía con esas minas por una cuestión de principios, y porque lo hacían sentir menos miserable.

Su vida transcurrió sin grandes sobresaltos hasta que descubrió que estaba enfermo, y no tenía posibilidades de curarse. Él sabía que iba a morir, pero eso no lo asustaba, de hecho estaba mucho más preocupado por no haber hecho algo memorable en toda su corta vida.

Así es como el temor lo empujó a una especie de heroísmo, comenzó a llevarse a las chicas al cuartito, y en vez de garchar les pedía los datos de sus familias. En la mayoría de los casos alguien venía a rescatarlas.

Todo iba bien hasta que el cafishio comenzó a preocuparse por la desaparición de su mercancía, y notó que coincidía con el cambio de gustos de Luis. Ernesto decidió deshacerse de su empleado, por lo que lo llamó para hablar a solas.

Luis acudió a la cita con la determinación del hombre que sabe que va a morir. Ernesto le disparó en el estomago. Luis se le tiró encima, lo cagó a trompadas, y le rompió la cabeza con un velador. Finalmente, agarró la pistola de Ernesto y se pegó un tiro en la sien. Aún vive en la memoria de las putas.

En estos momentos yo debería estar haciendo mi trabajo de taller de integración, pero decidí que era mejor presumir mi diez en economía y quejarme del termotanque.

Hasta la semana pasada yo me levantaba todos los días a las siete de la mañana e intentaba bañarme con agua fría porque el termotanque andaba como el culo y se apagaba. Así fue como toda la semana pasada estuvo llena de terror y amargura, porque una iba hasta el baño sabiendo que el termotanque se había apagado de nuevo, así que tenía que llamar a un miembro competente de la familia para que lo encediese y se apagase a los diez minutos de haber entrado en la ducha.

Hay una explicación racional a todo esto y no tiene nada que ver con el viento que entra por el agujero del lavadero, la verdad es que el termotanque me odia, y uno de estos días voy a lograr que mis viejos vuelvan a poner un calefón T_T