La siguiente espistola ha sido censurada y el documento original se encuentra en manos de un censor que prometió devolvermelo a fin de año. Dudo de su palabra.
Querida profesora:
Nos gustaría decirle que junto a usted la matemática cobraba vida, pero es mentira. Que prestábamos muchísima atención a sus clases, pero sería un engaño.
En cambio si podemos ser sinceros cuando le decimos que la queremos y ocasionalmente pensamos en usted.
Sentimos profundamente no haber prestado atención a sus clases.
¡Por la libertad de expresión y las Palmiras Gordas!