Allí estaba esa cosa inerte. El tieso cadáver ensangrentado y en descomposición, todo aquel que pasaba por allí intentaba ignorarlo, más no podían a causa de su asqueroso hedor. Al cabo de unas horas la policía llegó en una impasible caravana de ruidosos camiones y se dedicó a examinar el cadáver. Era un trabajo desagradable, pero alguien debía llevarlo a cabo, de lo contrario nunca sabrían como murió ¿O sí?. No es que a alguien realmente le importase, tal vez no tenía amigos, familiares, conocidos o una pareja estable. Lo más seguro es que fuese un criminal, un suicida, en resumen una mala persona. Lo mejor sería desaparecer al cadáver, reducirlo a cenizas, ya que estaba en pésimas condiciones para ser donado a la ciencia. El único impedimento estaba en que se debían cumplir una serie de formalidades burocráticas extremadamente necesarias para que el mundo no se averiase.
Pasó mucho tiempo y nadie encontraba solución a la muerte del cadáver, por lo cual alguien le preguntó a esa cosa inerte lo que había sucedido. Una voz siniestra y gutural dejó a todos paralizados cuando respondió: “Yo simplemente iba caminado por la calle deseando que el mundo acabase, cuando me tropecé con una cascara de banana”
Rant
10 years ago
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