Como mil veces atrás el hechizo se había roto bajo la luz de las estrellas y el reflejo de la luna pasada la medianoche. Ella lloraba con el vestido rasgado y el maquillaje corrido, ya no era la princesa que salió de su casa a las nueve para subir al auto de aquel ficticio príncipe azul que la llevaría al baile. El príncipe azul era ahora un despojo de bestia, ella no era ella sino un alma herida, maltratada y humillada. Mientras ella lloraba él bebía sonriente una botella de cerveza y se compadecía de la joven, no era la primera vez que lo hacía ni mucho menos la primera vez que alguien ofrecía resistencia, pero era la primera vez que tenía esa sensación, una mezcla indescriptible de satisfacción y pena, no estaba arrepentido, tampoco se sentía culpable, simplemente estaba sorprendido de que la chica siguiese ahí llorando, en lugar de escapar como lo habían hecho muchas otras antes de ella. Tomó un nuevo sorbo de cerveza y se sumergió en el recuerdo, la había invitado esa misma mañana y se sorprendió mucho de que ella aceptase su invitación, luego de arreglarse por muchas horas tomó la pequeña cajita de cartón y salió a buscarla en su auto. Cuando llegó y la vio estaba asorado, llegaron al baile y después de muchas copas volvieron al auto y se dirigieron hacia aquel lugar siniestro y extraño. Primero se besaron y luego todo siguió su curso muy a pesar de los deseos de la chica que ya quería detenerse, él la ignoro rotundamente y ella intentó defenderse como pudo, no hubo forma de frenarlo y cuando vio que ya no había caso dejó que él hiciese con ella lo que quisiese, mientras su mente volaba a un lugar imaginario y sus ojos permanecían cerrados. Ahora todo había terminado, ella lloraba, él bebía y todo eso se hacía insoportable, él subió nuevamente al auto y ella se le acercó, le acaricio el cuello y entonces él sintió a un vidrio puntiagudo perforándolo, la sangre ahora manaba a borbotones y el se sentía como el imbécil que siempre había sido. Simplemente murió desangrado en una forma inverosímil y ella lo contempló con una sonrisa en los labios, luego de unas horas ella se cortó las venas con el mismo vidrio que había usado para matar al nauseabundo despojo de bestia. Todo terminó allí bajo el manto del dolor y las estrellas.
Rant
10 years ago
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